Cuando hablamos del síndrome del abandono y de cómo se ponen en marcha los mecanismos de defensa ante una posible muerte, estamos hablando del inconsciente biológico.
Es el mismo mecanismo que hace que tirites cuando hace frio, o que sudes cuando hace calor, para equilibrar tu temperatura corporal. Es el mismo que segrega más saliva cuando comes un pepinillo en vinagre o tomas el zumo de un limón, para equilibrar el Ph que introduces en el cuerpo.
Esas cosas, no las haces tú conscientemente, las hace tu inconciente biológico.
Hay cuatro características muy importantes que hay que tener muy en cuenta al hablar del inconsciente biológico y debemos entenderlas muy bien para poder ponernos en contacto con él.
Las características a comprender son:
- El otro no existe
- Es atemporal.
- Real = Imaginario.
- Es inocente.
El inconsciente vive en la atemporalidad. No existe una línea de tiempo, todo es aquí y ahora. Nuestro intelecto, nuestro neocórtex, es el que lo divide en pasado,,
presente y futuro lo que viví, lo que vivo y lo que viviré.
Es por eso que lo graba todo, porque nos puede ser necesario en cualquier momento. Y es por eso que cuando vamos en
busca de sanación, tenemos que acceder a ese momento exacto y
cambiar la emoción.
El inconsciente es inocente, no tiene
capacidad de juzgar. El que veamos algo como malo o como bueno depende de
nuestras creencias adquiridas por la sociedad, durante la infancia... y eso se aloja en el neocórtex.
Nuestro inconsciente no vive la dualidad
tal y como la entendemos nosotros. Él simplemente
va a ofrecer la mejor solución y la más adecuada para tu supervivencia y
equilibrio. No entiende frases como "Estoy gorda y no me gusto, ni
gustaré a los demás" Ese tipo de frases son creencias adquiridas.
Para el inconsciente no hay nada externo.
No existe el otro, sólo existes tú. Para él todo es uno. (Lo que vivimos y sentimos está siempre en nosotros). Si vemos sufrimiento y sufrimos con ello, el inconsciente cree que el que sufre eres tú
y que la causa del sufrimiento está en ti. No distingue si cuando vas al cine o ves la TV eres tú el que está viviendo esa realidad o no.
Para él lo real, lo virtual, lo simbólico, la imaginación etc, es lo mismo. No puede diferenciar entre lo que ocurre y lo que él cree que ocurre. Reacciona como si todo lo que pensamos, sentimos y vivimos fuera realidad.
Anoche reflexionaba sobre ello. Hace muchos años que vivo sola y unos cuantos que no tengo relaciones con el sexo opuesto. Lo que en principio a mí me parece una vida ideal porque hago lo que quiero, cuando quiero y como quiero. Es algo que procesa muy bien mi intelecto.
Pero el sentimiento de soledad existe. Sí o sí. Y aunque para mí no es necesariamente peyorativo, si no todo lo contrario, mi inconsciente no lo comprende igual. Sencillamente: NO LO COMPRENDE.
Entonces aquí tenemos a una hembra, sola en el Serengeti, luchando contra las adversidades y los posibles depredadores e ingeniándoselas para conseguir el dinero suficiente para poder pagar la casa, la comida y el internet ;)
Y fuí yo la que me puse en su lugar e hice lo que estoy aprendiendo a volver a hacer con la inocencia de una niña: jugar al juego.
Me relaje en mi cama y observé mi habitación, grabando conscientemente cada sonido, cada sensación de profunda calma y bienestar. Y en ese estado me pregunté: ¿Estás segura? ¿Estás segura de que estás en peligro de muerte y que puede que no tengas agua ni comida para sobrevivir?
En ese momento me dió la risa -lo cual es una buenísima señal- y le hice saber a mi sabio pero arcaico inconsciente mediante imágenes y sentimientos, que vivo en el centro de una gran ciudad rodeada de gente y que puedo tener contacto con otros de mi misma especie cuando quiera. Que puedo bajar al supermercado en cualquier momento y comprar abundante agua y abundante comida.
También me hice sentir en un lugar idílico para mí, un pequeño lago de agua esmeralda con una cascada al fondo. Bien rodeada de agua -que no falte- y unos hermosos frutales a rebosar de donde cogía un enorme y jugoso melocotón. La imaginación al poder! En el momento más placentero apareció un oso ¡Peligro! Y seguí jugando... Me convertí en Tomb Raider y me deshice de él en un abrir y cerrar de ojos.
La respuesta fué inmediata. Me tuve que levantar para ir al baño y empezar a soltar un montón de líquido retenido que ya no tiene razón de ser.
Aún así sigo haciendome la pregunta ¿Estás segura de que...?
¡Hay que dejarlo bien clarito!
“La
relación entre las emociones y el ADN trasciende los límites del tiempo y del espacio” Gregg Braden.
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