Cuando las emociones nos pesan más que los kilos...

NMG Y LA OBESIDAD

                                                          Dr Hamer

La obesidad es definida por la medicina convencional como un síndrome de etiología múltiple, con la participación de factores genéticos, fisiológicos, patológicos, psicológicos y ambientales. 


Sin perjuicio de las conclusiones establecidas por la medicina convencional sobre este alarmante fenómeno, se hace indispensable postular un enfoque desde la NMG. 


Para ello me remito a lo expuesto por el Dr. Vicente Herrera en un seminario hace unos años atrás, quien al evaluar a pacientes que presentaban esta sintomatología, argumentaba la existencia de varios conflictos biológicos relacionados con esta enfermedad. 

Comenzaba por descartar algunos procesos debido a hipotiroidismo o insuficiencia de suprarrenales. Luego detectaba entre los conflictos implicados en la obesidad al de “rechazo, asco” que provoca una avidez por alimentos dulces (hidratos de carbono) debido a la hipoglucemia a que conduce este conflicto. 


Otro de los conflictos detectados en sus pacientes obesos es el de contrariedad indigesta, con un componente de rabia, el cual provoca náuseas y vómitos. En este caso, ambos síntomas, no son predominantes, pero a la solución del conflicto de contrariedad con un componente de rabia, (vagotonía) se produce un aumento de la sensación de hambre, en consecuencia, aumenta la ingesta de alimentos. 

No descarta en estos pacientes la existencia de conflictos de desarraigo (vivir fuera del medio) y desvalorización generalizada, en relación a su propia imagen, todo lo cual podría ocasionar el aumento del tamaño de los adiposito (células grasas). 



El Dr. Hamer ha observado la relación existente entre obesidad y los conflictos existenciales, como el conflicto de refugiados, conflicto de pérdida por bombardeos (lo han pedido todo), que afectan los túbulos colectores renales, provocando una importante acumulación de liquido en todo el cuerpo, en consecuencia, un exceso de sobre peso, pero en estos casos lo que hay es liquido acumulado, no grasa.


La solución a este conflicto podría remediar la situación. 

Una persona que vive un conflicto de desvalorización generalizada de sí mismo respecto de su figura, será un serio candidato a presentar sobrepeso, y obesidad en grado importante, la que suele ser acompañada de retención de líquido, producto de experimentar al mismo tiempo un conflicto de desarraigo, debido a que las personas obesas experimentan la sensación de vivir fuera de su medio.


Una terapéutica conducente a solucionar los conflictos de auto-desvaloración que sufren estos pacientes, los cuales suelen retroalimentarse, por situaciones por todos conocidas: discriminación, automarginación, a veces burlas y rechazo.

Por tanto deberán solucionar su situación afectiva, encontrar un lugar en el mundo donde se les reconozca y se les respete, ubicarse en un entorno protector que los ponga en disposición de encontrar una actividad acorde a sus capacidades: profesionales e intelectuales y en lo posible encontrar un compañero/compañera, que los valores y considere. 

Para comprender un conflicto de desvalorización y no confundirlo con la pérdida de autoestima, el Dr. Herrera lo define como:


”No efectuar una actividad o actividades que nos creemos con capacidad para llevarla a cabo”. 

En tanto el Dr. Mariano, lo define como un conflicto de desamor: nadie me quiere, para que habré nacido. Una pérdida de confianza de nuestro propio ser, sin cuya recuperación será imposible revertir este alarmante fenómeno de la obesidad.

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